Chulos, malotes, presumidos, sobraos, prepotentes, fatuos, orgullosos, egocéntricos, autoritarios, egoístas... Soberbios.
El calificativo soberbio es problemático, en principio y según se utilice puede significar algo estupendo o todo lo contrario, porque se da la paradoja de que no es lo mismo decir "tengo un compañero soberbio", que "tengo a un soberbio como compañero", como no es lo mismo tener un vestido con estilo, que tener estilo con un vestido; esto del vestido no viene a cuento, porque hoy hablamos de la soberbia. Normalmente los mediocres son los que necesitan humillar a alguien con su soberbia para sentirse alguien, aunque también son horriblemente subiditos esos falsos modestos, que hablan de humildad con autentica soberbia, pero sea cual sea el modelo de soberbio siempre pone el mayor interés en demostrar que él es más que tú... y que casi toda la humanidad en general.
Lo que es absolutamente cierto es que los soberbios son unos enormes ignorantes, porque creen saber hasta lo que no saben y por eso nunca aprenden nada, lo que viene siendo una docta ignorancia, habría que recordarles una y otra vez a éstos que van de sobraos la archiconocida frase se Sócrates "Sólo sé que no sé nada", es lógico, solo el verdadero sabio intuye las tremendas lagunas de ignorancia que nos rodean a todos. Ya lo dijo Maquiavelo, tipo bastante sarcástico, hay tres clases de personas: las que saben, las que no saben y saben que no saben, y las que creen que saben... pero no tienen ni idea, añado yo, de estos últimos conozco a unos cuantos, esos subseres que pueblan los Mundos, que haberlos haylos, de verdad que doy fe de ello.
¿Qué induce a ser soberbio? pues vuelvo a repetir que, sobre todo, la mediocridad, sí, los mediocres son lo que podríamos llamar soberbios sin causa, pero hay otros muchos: el dinero, los ricos son soberbios, generalmente; la fama, los famosos suelen ser engreídos, generalmente; la política, los políticos suelen creerse semidioses, generalmente; el poder, un poderoso siempre es soberbio; los primogénitos, de esto puedo hablar, yo soy la mayor de los hermanos y mando porque puedo. Pero soberbias, soberbias, lo que se dice en estado puro, son las dependientas de las tiendas de lujo, que entras y te miran como si fueses una cucaracha, y tú te vas encogiendo, claro, su cara de desprecio se acentúa entonces… y miras una toalla de playa, como esas que venden los negros en los mercadillos, y ves el precio ¡setecientos euros! Más o menos, y cuando pones cara de pasmada ellas van y te pisan con su tacón de aguja. Esto de la toalla es cierto, lo he visto en una tienda de mucho fuste en la milla de oro de Madrid, las dependienta y el de seguridad me rodeaban muy soberbios, cuando decidí largarme de allí ¡Soberbios a mí, no! Bueno, tampoco pensaba gastarme setecientos euros en una toalla.
Los soberbios triunfadores: soy guapo, soy brillante, preparado, competente inteligente y rico … y sobrado, claro. Pero no sólo ellos, yo tengo la teoría de que todos los hombres son soberbios cuando se pierden, padecen el síndrome del “hombre que no pregunta nunca” ¿Alguna vez un hombre a preguntado por dónde se va a…? Pero también las mujeres lo somos, padecemos el síndrome de “nunca pido ayuda, soy controladora” también llamado “deja, yo lo hago mejor y más rápido”. Soberbia pura y dura.
¿Somos los españoles soberbios? Pues si preguntamos por ahí resulta que dos rasgos prevalecen en la imagen del talante español: el orgullo y la soberbia. En Francia hay un popular dicho “Eres más orgulloso que un español”, que digan esto los franceses no deja de tener su gracia, precisamente los fraceses..y no digo más porque en París me leen mucho, no es soberbia esta afirmación mía, es que soy tan estupenda que cruzo fronteras. Sinceramente creo que nosotros somos orgullosos, yo sí lo soy, pero no soberbios, y es que aunque orgullo y soberbia parecen ser sinónimos no es exactamente lo mismo, hay importantes diferencias, porque un soberbio básicamente se idolatra por lo que le cuesta ser empático, los españoles lo que tenemos es orgullo, amor propio que no deja de ser una emoción positiva… aunque, ese rasgo tan característico nuestro de pontificar con una cerveza en la mano –y sin ella- sobre macroeconomía, el conflicto de Ucrania o la pesca del salmón salvaje, basándonos en argumentos tan sólidos como “hazme caso, sé de lo que hablo” ¿Se puede llamar soberbia?
No es por presumir, pero de nuevo he estado soberbia.
La Bruja de Gredos os desea una estupenda semana.