Lujuria, pues sí, el placer por el placer, el sexo por el sexo, el disfrute por el disfrute...la lujuria. Según un teólogo de la Casa Pontificia el pecado capital numero uno de los hombres, atención chicos, es la lujuria seguida por la gula, las mujeres sin embargo, siempre según el padre Giertych somos soberbias y envidiosas, pero no lujuriosas; así que al hombre le pierde la lujuria y la verdad es que además de tener nombre de mujer este pecado masculino yo me la imagino como una señora pechugona y algo entradita en carnes, algo así como aquellas señoronas de Mingote, grandotas, anchotas y poderosas. No olvidemos que los súcubos, esos malísimos demonios que arrastran al Averno tirando de las orejas, tienen un atractivo aspecto femenino y se presentan a los despistados hombres para pillarles por el lado lujurioso....la lujuria parece ser pecado de hombres, sí... y no se me enfaden mis cuates, no lo digo yo, lo dice Giertych.
El sexo vende, de esto no hay duda; el sexo es utilizado en publicidad, ya sea de manera explicita o subliminal, como reclamo de cualquier producto, ya sean marcas de ropa, coches, desodorantes, todos ellos han utilizado en alguna ocasión el sexo para vender más, lo que se dice seducir al consumidor, ya lo dice el conocido axioma del marketing "tiran más dos tetas que cien mensajes" bueno, el viejo refrán sirve lo mismo para un roto que para una campaña de marketing, así es. Un ejemplo conocido por todos, hay un chico que por el hecho de utilizar un determinado desodorante tiene a despampanantes modelos rendidas a sus pies,, entras en un ascensor y el "efecto Axe" convierte a todos los hombres consumidores de la marca en objetos de un irresistible deseo, que oye, las mujeres huelen Axe y se convierten en lobas incapaces de controlarse, espero que algún día nos muestren como sale ese pobre desgraciado del ascensor después de vérselas con cinco desaprensivas.. Pero ¿Y Jacq's? recordáis, supongo, a aquel pibonazo con traje de cuero y melenón al viento que buscaba a Jacq's desesperadamente..mítico anuncio de los noventa, aunque hoy duraría dos horas como mucho, seguro que alguna asociación u observatorio lo denunciaría por sexista, pero bueno los años noventa eran otra cosa. Sigamos con la chica del cuero, durante mucho tiempo ella se bajaba la cremallera de su mono mientras nos preguntaba desde la pantalla si habíamos visto al misterioso Jacq's, y el suertudo ése debía de ser un panoli de cuidado, porque huir y esconderse de semejante mujer, con ese tetamen.... era casto seguramente, como el casto José de la Biblia, que no todos se dejan arrastrar por la lujuria y el imperio de los sentidos, pero no, resulta que ¡era una colonia masculina!... y es que los olores están asociados al lujurioso sexo, los perfumes son frutos malignos de la concupiscencia, casi diría que son elementos esenciales, esta clarísimo que la libido, el deseo y la pulsión caen en picado si el contrario padece halitosis, menos mal que existe el Listerine.
La literatura también se ha ocupado de este bonito pecado capital de la carne. Dante colocó en el segundo círculo del infierno a aquellos que han pecado de lujuria, en esta agradable visita turística al Averno resulta que la lujuria es el menos grave de los pecados que se castigan, aunque ser arrastrados durante toda la eternidad por una borrasca infernal -que digo yo que será una ciclogénesis explosiva como poco- no es moco de pavo, a mí me parece un castigo severo, pero hay cosas peores, claro. Es mucho peor lo de Sade, que lo este Marqués sí que eran perversiones lujuriosas, pensar en irse de fiesta con el Marqués de Sade no despierta la concupiscencia, ni la libido, ni la lujuria, más bien causa preocupación, porque las cosas pueden llegar a ponerse muy feas con un tipo así. Pero cuando teníamos muy claro que el tipo Sade no interesaba nada como acompañante de veladas voluptuosas llega un tal Grey con sus 50 sombras, libro que recomiendo vivamente no leer jamás, el tal Grey es un aprendiz de sádico que se liga a una mema sumisa, una cosa tonta de mujer, la lujuria es lo que tiene si te dejas llevar te puede acabar gustando que te azote un idiota.
En fin, el pecado de la carne da para mucho, esto sería un no acabar, concupiscencia, libinidosidad, fantasías sexuales, fetichismos, perversiones sexuales, parafilias... la lujuria es un pecado muy completo, pero yo acabo recomendando las conocidas y efectivas duchas frías, porque el frío y la concupiscencia no se llevan nada bien, sin embargo el calorcillo caribeño parece que aviva los sentidos.
Una última cosa, el antídoto de la lujuria para mí más que una ducha fría es un señor con sandalias y calcetines, como esos guiris que se ven por la costa.
Os deseo una feliz y casta semana.
La Bruja de Gredos.