EDUCACION PARA EL FUTURO
1.11.16.-
Es común escuchar: "El mundo del mañana estará plagado de oficios y profesiones que hoy todavía no imaginamos, porque derivarán de actividades que aún no existen; en empresas que usan tecnologías hoy desconocidas y en condiciones y entornos jamás experimentados".
En esta economía del conocimiento, se produce mayor cantidad y mayor diversidad de bienes y servicios con cada vez menos trabajadores, pero de mayor capacidad de innovación tecnológica; lo que deja prever un cambio, a corto o medio plazo, de la sociedad de trabajo tal como la conocemos hasta ahora.
Por tanto este acelerado proceso de cambio económico y tecnológico demanda un nuevo enfoque para la educación, de modo que ésta se adecue a la nueva sociedad del conocimiento. Nuevos modelos educacionales que deben impulsar y animar a los jóvenes a adaptarse a diferentes entornos y desafiarlos continuamente, lo que los convierte en personas más ingeniosas y creativas y con esto se les abre un amplio abanico de posibilidades para el futuro y a través de nuevos emprendimientos.
Sin embargo es importante no olvidar que lo primero es el ser humano; sus valores, su capacidad de pensar, razonar y esto implica conocer y aprender de ética, filosofía, matemáticas, ciencias e historia; pues finalmente de lo que se trata es de la felicidad humana, de saber convivir en armonía con el medio ambiente, consigo mismo, con su familia y su comunidad y esto implica calidad de vida, calidad institucional, estado de derecho y garantías para las inversiones competitivas, pues con ello se logra empleos y se combate la pobreza
.
Para acceder a los nuevos empleos en una realidad siempre cambiante, las personas requieren de habilidades relacionales, una mentalidad fluida y flexible, capacidad de comunicarse, de adaptarse a los imprevistos y disposición para trabajar con cualquiera en colaboración abierta, en cualquier momento y lugar, así como la capacidad de enfrentar los problemas con naturalidad y soltura.
Dado que es imposible saber cuáles serán las necesidades del mundo en diez o quince años, el proceso educativo debe enseñar competencias genéricas y aplicables en cualquier momento y espacio, como: aprender cómo aprender, creatividad, inteligencia social y habilidades para incorporar la inteligencia artificial a nuestro diario vivir. Esta economía del conocimiento significa además, formas, métodos y maneras de abordar y resolver problemas; de “Knowhow” "y "KnowWho", herramientas y medios de producción para lograr a su vez más conocimiento y más y mejores productos y servicios, útiles para la sociedad.
En los centros internacionales de conocimiento, se habla que hemos ingresado en la Cuarta Revolución Industrial. En el Foro de Davos de Enero de este año, hubo un anticipo de lo que los académicos más entusiastas tienen en la cabeza cuando hablan de Revolución 4.0: nanotecnologías, neurotecnologías, robots, inteligencia artificial, biología molecular, biotecnología, sistemas de almacenamiento de energía, automatización, drones e impresoras 3D; serán sus artífices y todo vinculado a la nube inteligente, la conectividad, redes seguras de datos, innovación digital de servicios financieros, educación para el futuro, salud servicios de mercado, redes de negocios digitales, entre otros.
Los expertos educacionales reunidos en la Cumbre Mundial para la Innovación en Educación (Wise) coinciden que en la escuela del futuro, las clases magistrales desaparecerán y el profesor ya no ejercerá sólo como transmisor de conocimientos, sino que tendrá como principal misión guiar al alumno a través de su propio proceso de aprendizaje. El currículo estará personalizado a la medida de las necesidades de cada estudiante y se valorarán las habilidades personales y prácticas más que los contenidos académicos. Internet será la principal fuente del saber, incluso más que el colegio, y el inglés se consolidará como la lengua global de la enseñanza.
Un enfoque educacional totalmente nuevo, demanda que las universidades e Institutos técnicos deben cambiar sus métodos hacia esta economía del conocimiento, con una educación para este futuro cercano, y para estar al día deben tener una relación muy estrecha con las empresas, propiciando pasantías, prácticas o proyectos de investigación que trabajen con la comunidad, asegurando así que el conocimiento teórico sea inmediatamente vinculado con la práctica.
La Economía del Conocimiento crea valor agregado en los productos y servicios en cuyo proceso de creación o transformación participa y esta nueva economía del conocimiento es un gran desafío y una gran oportunidad para los pueblos que quedaron rezagados en la economía industrial, pues ahora la materia prima fundamental es el cerebro y el conocimiento y esto está al alcance de todos aquellos que lo trabajen y se lo propongan.
Por tanto, el reto, el mandato de la hora actual es: aprender a ser, aprender a aprender, aprender a hacer, aprender a estar y convivir; una adaptación constante, el aprendizaje continuo y la capacidad para inventarse el propio trabajo, "ser emprendedor" y cruzar las fronteras disciplinarias.
Ovidio Rocaovidioroca.wordpress.com