30 años del asesinato de Carmen Tagle: el azote de ETA que encargaba paella para los detenidos.
12.09.19.-
El 12 de septiembre de 1989 la banda mató a una implacable fiscal antiterrorista que en mayo había interrogado con dureza a 'Josu Ternera'. Con su crimen, ETA abrió una nueva fase de atentados.Cuando Javier Gómez de Liaño llegó a lugar del atentado, su amiga Carmen Tagle ya estaba en el suelo junto a su Renault 12 blanco y alguien buscaba una manta para cubrirla. Al acercarse para confirmar el espanto con sus ojos, el juez oyó algo.
- Es un detalle que nunca he contado: en el cassete del coche estaba sonando La vida sigue igual.
A la fiscal de acero le gustaba conducir con banda sonora, esquivar por un rato su lucha contra las letras ensangrentadas de ETA con el almíbar de las rimas de Julio Iglesias.
¿La vida sigue igual?
Nada fue lo mismo tras aquel día, un martes irrecuperable en el que ETA mató por la mañana en Madrid a la fiscal Carmen Tagle y por la tarde en Bilbao al pescadero Luis Reina Mesonero. El crimen de Bilbao fue "un error irreparable", según el cínico baremo de los Derechos Humanos que aplicaba la banda. El de Madrid fue para el terrorismo un orgullo, pero hizo una muesca en el calendario de la historia: jueces y fiscales empezaron a llevar escolta, ETA inauguró una línea de atentados contra juristas (Fungairiño, Lage, Alfaro, Emperador, Querol, Portero, Tomás y Valiente), a Francia se le acumuló otra razón para colaborar, España amplió su sociología del horror y una familia quedó marcada para siempre.
- Somos creyentes, y mi hermana sigue viviendo para nosotros. Sigue existiendo, pero no sé cómo.Como todos los 12 de septiembre, José Antonio Tagle y sus hermanos pondrán este jueves un ramo de rosas rojas en la tumba de Carmen. Y entonces lo habrán hecho 30 veces, porque este jueves hace 30 años que un pistolero de ETA acribilló a una fiscal de hierro que escribía con pluma.
Ésta es la historia de la fiscal que pedía el cumplimiento íntegro de las condenas e incluso la ampliación del tiempo máximo de 30 años.
La que decía que en España «cuesta lo mismo matar a una persona que a siete».
La que mandaba comportarse en la sala a un acusado.
La que pidió procesar a Pujol o a Samaranch.
Y la que se preocupaba de que los etarras estuvieran bien alimentados porque «son personas».
Ésta es la historia de Carmen Tagle.
«Era correcta en el trato profesional, durísima en los interrogatorios y cariñosa en lo personal cuando había confianza», dice el juez Baltasar Garzón, que no olvida su implicación «absoluta» en la investigación a la cúpula y el entramado de ETA.
«Tenía un pronto agresivo. Era muy dura con los criminales y muy humana con las víctimas», dice la abogada y ex fiscal María Dolores Márquez de Prado, que no olvida a Tagle una hora antes de que la mataran.
«Era apasionada en lo personal y para acusar. Muy beligerante como fiscal», dice el abogado y ex juez Javier Gómez de Liaño, que no olvida los años en los que Tagle «llevaba tres juzgados y seguía estudiando».
«Era un encanto en lo personal, pero estricta en su trabajo. A un acusado le dijo: 'Abróchese la camisa y hable con respeto'. Y no se casaba con nadie: ni con ETA, ni con los GAL, ni con Rumasa...», dice su hermano José Antonio, que no olvida.
La vida profesional de Tagle empezó a complicarse en 1985, cuando llegó a la Audiencia Nacional, donde se hurgaba contra el narcotráfico, el terrorismo y la guerra sucia de Estado. Allí se hizo amiga de Márquez de Prado. «Ella estaba en el juzgado número 5 y yo en el 2. Éramos las dos únicas mujeres de la Audiencia».
Las noches con Eduardo Fungairiño y Márquez de Prado viendo películas de James Bond eran un paréntesis con colegas en años de ceniza. «Me ayudaba con mi bebé lo mismo que acorralaba a los acusados. Un día, antes de la vista, Iñaki Esnaola, el abogado de ETA, me preguntó: '¿Quién entra, usted o doña Carmen?'. Le respondí que yo y dijo: 'Uff, menos mal'».
Y cuando Garzón llegó a la Audiencia Nacional, el 5 se convirtió en un juzgado sin prudencias.
Pura línea dura.«Llevaba tiempo siendo identificada como la más dura en terrorismo. Era muy vehemente al exponer. Pero tan dura con ETA como con los GAL. Para ella, todos habían delinquido. Me decía: 'Baltasar, llevas razón: esto es una barbaridad, hay que investigar'. Y entonces era implacable. No miraba a otro lado. Y esa idea la explicitaba en arrojo y ganas de combate. Eso se veía en el juicio... y también lo veían los asesinos».
Garzón tiene una foto enmarcada de Carmen Tagle en su casa. Compartieron reuniones, viajes e investigaciones contra la cúpula y el andamiaje total de ETA. «Le dije: 'Nos vamos a Francia a demostrarles que no vamos a acogotarnos'. Y Carmen se sumó sin dudarlo: 'Vamos'».
Garzón pidió una comisión rogatoria para interrogar a dirigentes etarras presos en Francia y el juez Michel Legrand aceptó.
Entonces llegó un día clave en la vida y quién sabe si en la muerte de Carmen Tagle: 16 de mayo de 1989.
Garzón, Tagle y los policías Enrique Díaz Pintado y Emiliano Calzada viajaron a París para interrogar a Elena Beloki, 'Santi Potros' y 'Josu Ternera'. Según Garzón, Beloki sólo hablaba de represión y él se lo discutía. En un momento determinado, Legrand instó a la etarra a colaborar «o la envío a España para que la torturen». Eso encendió a Garzón y a Tagle. «Le interrumpí, y ella quería intervenir. Estaba indignada con el juez y yo también. Francia no sabía qué era ETA, creía que eran soldados por la libertad del País Vasco, no terroristas. No sacamos mucho de ese interrogatorio».
No pasó lo mismo con los otros.En el despacho de Legrand, Santi Potros hablaba de las torturas en España. Garzón alegaba que eso pasaba con Franco, pero que la España de 1989 tenía control judicial y que Amedo y Domínguez estaban en prisión. «Yo llevaba un dossier que le había pedido a la Policía con fotos de atentados. Carmen me dijo: '¡Enséñaselo ya!'. Se lo puse encima de la mesa a Legrand y lo abrió. Santi Potros dijo que eso era falso y el juez lo mandó callar. Fue un choque para Legrand. Le dije que eso era ETA y que a esos dirigentes les imputábamos esos atentados o las órdenes para cometerlos. Ahí se desbloqueó la cooperación de Francia».
El interrogatorio a Josu Ternera fue tan tenso que el etarra preguntó por qué Tagle hacía preguntas comprometedoras. La propia fiscal contaría después el diálogo entre ambos:
- Soy fiscal y hago mi trabajo, que es investigar los crímenes de ETA y poner fin a la impunidad.
- Bueno es saber dónde está cada uno.
Garzón destaca un hecho de aquel interrogatorio. «'Josu Ternera' dijo que cuando le habláramos de las torturas en Intxaurrondo, él declararía. Carmen no oyó bien y le preguntó a Pintado qué había dicho 'Ternera'. Cuando Pintado se lo dijo, ella soltó: 'Valiente hijo de puta'. Probablemente 'Ternera' lo oyó, porque miró a Carmen con odio».
«Carmen no dijo eso. Estoy seguro. En toda mi vida le oí decir un taco. La tensión con esos etarras vino por las preguntas que les hizo y porque les decía que se limitasen a contestar», sostiene José Antonio Tagle.
Sigue...