20-3-16
La novela negra del 11-M TERCERA PARTE
Testigos, detenidos y condenados por el 11-MEn total, los detenidos por el 11-M fueron 116, la mayoría de ellos mientras tuvo lugar la Comisión Parlamentaria de investigación del 11-M, suntuosa mascarada que solo sirvió para que varios policías y testigos del caso se contradijeran en el juicio posterior y para que el ministro del Interior, José Antonio Alonso, presumiera cada día de la detención de un brazo más del cefalópodo islamista culpable del 11-M. Terminó la comisión y el pulpo se quedó en calamar, y, finalmente, en tinta negra para despistar. De los 116 solo llegaron al juicio 29, de ellos 9 españoles. 87 quedaron libres sin cargos por no tener relación alguna con el 11-M. Eso prueba el escrupuloso criterio de la policía del Gobierno del PSOE para detener en televisión y soltar a escondidas, sin rueda de prensa del ministro Alonso.
De los 29, solo terminaron el juicio 28. Fiscalía y acusación retira- ron de común acuerdo los cargos contra uno de los hermanos Moussaten.
De los 28 fueron absueltos 7 por la Audiencia Nacional.Y 5 de ellos fueron condenados a penas leves que habían cumplido al terminar el juicio. El Tribunal Supremo redujo —en segunda instancia— las 21 condenas a 18.
De los 18 condenados, solo 3 lo fueron por su relación con el 11- M. Los demás lo fueron por delitos menores como falsificación o tráfico de explosivos, sin tener que indemnizar a las víctimas de la masacre, porque no se les condenó autores del atentado.
Y de esos tres,Trashorras, El Gnaui y Zougan, solo a uno, Zhougam, se le consideró culpable de poner una bomba en los trenes. El es- pañol era un confidente de la policía y ninguno de los dos marroquíes era islamista. Ese es el balance de tantos años de investigación: un solo culpable. ¿Lo es? ¿Puede decirse, con este balance, que el 11-M —según el Gobierno del PSOE, beneficiario de la masacre, y luego el de Rajoy— es "cosa juzgada"?
Un condenado sin pruebas, sólo con dos testigosHace once años que Jamal Zougam está preso en una celda de máximo aislamiento, con solo una hora diaria de patio, porque, a diferencia de los otros dos condenados, sigue negando haber participado en la masacre.
¿Hay, sin embargo, pruebas físicas que lo vinculen con el 11-M? Ninguna:ni huellas dactilares en ningún escenario del crimen,ni rastros de ADN, ni llamadas cruzadas con ninguno de los demás procesados. El Mundo y Libertad Digital demostraron que la noche anterior al atentado, cuando dicen que los terroristas estaban montando las bombas, Zougam estuvo haciendo gimnasia, como era su costumbre, hasta las doce de la noche, en un gimnasio de la Plaza Elíptica de Madrid.
Este dato lo conocía la Policía (puesto que se incautó de los datos informáticos sobre entradas y salidas del gimnasio), pero no se incorporó al sumario del 11-M, ni se le comunicó al juez Del Olmo.Asimismo, después del atentado, Jamal Zougam continuó trabajando tranquila- mente en su tienda,sin intentar huir ni esconderse, lo que tampoco cuadra con su supuesta participación en la masacre. En lo único en que se ha basado la condena a más de cuarenta mil años de cárcel de Zougam en el testimonio de dos amigas rumanas que dicen que le vieron en uno de los trenes atacados.
Pero hay ocho indicios claros de que esos testimonios no son veraces:
1. A Zougam lo reconocieron más de media docena de testigos en los trenes, portando supuestamente una mochila bomba. Ninguno de los testigos declaró haberlo visto «colocar» ninguna bomba. Simplemente «reconocieron» ante la Policía a Zougam como alguien que portaba una mochila en los trenes.
2. Esos testimonio serán contradictorios entre sí e incoherentes, porque si todos los testigos que «reconocieron» a Zougam es- tuvieran en lo cierto, el marroquí tendría que haber estado en al menos tres trenes simultáneamente, lo cual es imposible. Por ello, el juez instructor y el tribunal terminaron descartando to- dos los testimonios, salvo dos:los de dos amigas rumanas.
3. En realidad, esos testimonios de las dos amigas rumanas también eran contradictorios e incoherentes entre sí.Y, de hecho, las dos amigas fueron cambiando de versión a lo largo del pro- ceso. Pero se dio por bueno el testimonio.
4. Una de esas dos amigas (testigo C-65) «reconoció» a Zougam tres semanas después de la masacre, cuando ya la foto de Zougam se había publicado en todas partes, y no habló para nada en sus primeras declaraciones (ante la Policía y el juez) de que fuera acompañada por otra amiga.
5. Esa otra amiga (testigo J-70) es una mujer a la que por dos veces le denegaron los técnicos del Ministerio de Interior la condición de víctima, llegando a poner en cuestión, incluso, que viajara en los trenes. Sin embargo, quince días después de la segunda denegación, y cuando ya había pasado más de un año de los atentados, dice que se acuerda de haber visto a Zougam, tras lo cual se le reconoce la condición de víctima, se le otorga la nacionalidad y se le da una indemnización de casi 50.000 euros.
6. El marido de la primera testigo (C-65) también dijo que viajaba en los trenes, pero en un tren diferente que su mujer, y se le reconoció la condición de víctima.
7. El hermano de C-65 también dijo que viajaba en los trenes, junto al marido de C-65, pero a él no se le reconoció la condición de víctima, debido a lo inverosímil de su relato.
8. Otra hermana y un primo de C-65 también intentaron hacerse pasar por víctimas del 11-M, pero en ese caso no solo no se les reconoció que iban en los trenes, sino que el propio juez Juan Del Olmo pidió que se dedujera testimonio contra ellos por simulación de delito. Las amigas rumanas fueron imputadas por falso testimonio, tras la querella que el propio Zougam planteó contra ellas.