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DARWIN Y SU OBRA 18 Abril 2015

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Cibeles:

HACIA UNA NUEVA EDAD DEL HIELO28.9.2015


Sabemos la importancia que dio nuestro autor, Carlos Darwin, a la Geología, como determinante de la aparición, o desaparición, de muchas especies, pero tal vez le hubiera resultado interesante conocer la preocupación de algunos científicos, en pleno siglo XXI, ante lo que, presumiblemente, nos lleva hacia una nueva Glaciación o Edad del Hielo; la intensidad y duración son inciertas, pero parece seguro que el cambio climático tiene unos efectos impredecibles.


Una burbuja de aire frío en el Atlántico Norte preocupa a los científicos

En un año de temperaturas globales muy altas esta excepción puede estar vinculada al debilitamiento de la corriente termohalina de retorno del Atlántico Norte.

Mientras nos encontramos en un año extremadamente cálido, que va camino de récord, una burbuja muy fría situada en el Atlántico norte, al sur de Groenlandia e Islandia, ocupa y preocupa a los científicos.

Los últimos datos de la Agencia Nacional de Océanos y Atmósfera de Estados Unidos (NOAA) muestran evidencias del calentamiento global. En los primeros ocho meses del año, por ejemplo, la temperatura de la Tierra fue la tercera más alta de la que se tiene constancia en el comparativo histórico, con récords históricos en julio y agosto.

Sin embargo, hay una parte del planeta que está yendo contra la tendencia. Al sur de Groenlandia e Islandia, en pleno Atlántico Norte, la superficie del océano ha sufrido temperaturas muy frías durante los últimos ocho meses. Lo vemos en los mapas de la NOAA, representado en una mancha cuadrada de color azul oscuro, que contrasta con los tonos rojizos del conjunto del globo. En primer lugar, los científicos están de acuerdo en que no se trata de un error puesto que la región está muy bien muestreada, con una alta densidad de boyas.

¿Qué es lo que sucede?

Aunque todavía no hay ningún consenso científico sobre el asunto, algunos científicos sospechan que el enfriamiento que se detecta en estos mapas no es casualidad, sino parte de un proceso temido por los investigadores del clima, la desaceleración de la circulación termohalina del océano Atlántico.

En marzo, varios científicos del clima publicaron un artículo en la revista Nature Climate Change que sugiere que la corriente marina gigante conocida como la circulación meridional de retorno del Atlántico Norte (AMOC) se está debilitando. A veces se confunde con la Corriente del Golfo, pero, de hecho, ésta es sólo una rama sur del conjunto.

La circulación es impulsada por las diferencias en la temperatura y la salinidad del agua de mar. En esencia, el agua salada fría en el Atlántico Norte se hunde porque es más densa, y el agua más caliente de más al sur viaja hacia el norte para tomar su lugar, llevando una enorme energía de calor a lo largo del camino. Pero de darse una gran inyección de frío, el agua dulce podría, teóricamente, prevenir el hundimiento que se produciría y, por lo tanto, debilitar la circulación.

En el artículo de Nature Climate Change, los investigadores sugieren que esta fuente de agua dulce es el derretimiento de Groenlandia, que ahora está perdiendo más de cien mil millones de toneladas de hielo cada año.

Los científicos tienen una teoría sobre por qué cada lugar del planeta está experimentando temperaturas récord excepción de esta zona cercana a Groenlandia.

Si esto es así, ello no conduciría a nada remotamente parecido a El día de mañana (que se basaba precisamente en este escenario climático). Pero si la tendencia continúa, podría haber muchas consecuencias, entre ellas el aumento de los mares de la costa este de Estados Unidos y, posiblemente, una diferencia en la temperatura global en el Atlántico Norte y Europa.




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Variaciones térmicas de la superficie marina y terrestre sobre la media histórica representadas en colores NOAA

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CIRCULACIÓN TERMOHALINA

25.10.2015

       Nos parece interesante conocer algo sobre esta circulación, y su impacto en los océanos.

   En oceanografía física se denomina circulación termohalina (CTH) o, metafóricamente, cinta transportadora oceánica, a una parte de la circulación oceánica a gran escala que es determinada por los gradientes de densidad globales producto del calor en la superficie y los flujos de agua dulce. Es muy importante por su significativa participación en el flujo neto de calor desde las regiones tropicales hacia las polares, y su influencia sobre el clima terrestre.

   El adjetivo termohalino deriva de la palabra termo, que hace referencia a la temperatura, y la palabra halino, que hace referencia al contenido de sal, factores que juntos determinan la densidad del agua de mar. Las corrientes superficiales de las aguas marinas (tales como la corriente del Golfo) se dirigen desde el océano Atlántico ecuatorial, hacia las latitudes templadas y, eventualmente, a las latitudes árticas, enfriándose en su recorrido y hundiéndose a latitudes cercanas al polo (formando la masa de agua profunda del Atlántico Norte). Esta agua densa luego fluye hacia las cuencas oceánicas. Mientras que gran parte de la misma surge en el Océano del Sur, las aguas más antiguas (con un tiempo de tránsito de unos 1.600 años) surgen en el Océano Pacífico Norte (Primeau, 2005). Por lo que se produce un considerable grado de mezclado entre las cuencas oceánicas, reduciendo las diferencias entre ellas y convirtiendo a los océanos de la Tierra en un sistema global. En su recorrido, las masas de agua transportan tanta energía (en forma de calor) como materia (sólidos, sustancias disueltas y gases) alrededor del globo. Por lo tanto, el estado de la circulación ejerce un gran impacto en el clima sobre la Tierra.

   En conjunto la circulación global puede describirse como un flujo relativamente superficial de agua que se calienta en el Pacífico y el Índico hasta el Atlántico, en cuyas latitudes tropicales sigue recibiendo calor, para finalmente hundirse en el Atlántico Norte, retornando en niveles más profundos.

   La circulación es debida a convección, es decir que se produce por diferencias de densidad, con las masas más densas tendiendo a hundirse y las menos densas a ascender. En el caso de las masas oceánicas las diferencias de densidad dependen de dos factores: la temperatura y la salinidad. La densidad decrece cuando aumenta la temperatura y crece con la salinidad.

   Las masas que se hunden en el Atlántico y en la banda oceánica meridional lo hacen por el efecto de vientos que, al provocar la evaporación del agua, reducen su temperatura a la vez que provocan la concentración de las sales. La formación de hielo cuando crece la banquisa separa agua pura, dejando una salmuera que o rellena las grietas o se mezcla con el agua oceánica, amplificando el efecto. Las masas enfriadas, más densas, se trasladan por gravedad por los fondos polares.

       En el Atlántico Norte la densificación debida a la evaporación da origen a una masa de agua fría y densa que circula a lo largo del Atlántico en un camino de retorno al Pacífico, teniendo vedada por la actual distribución de los continentes la vía directa por el noroeste. Un incremento en el flujo de agua dulce en la superficie del Atlántico Norte, puede llevar a un significativo debilitamiento o un completo colapso en la circulación termohalina. Éste sería el resultado neto de varios retroalimentadores.

Las corrientes marinas actúan como reguladores térmicos

   Se dice que las corrientes marinas en el mundo funcionan como un cinturón termohalino, pues la circulación profunda en el mar es regulada por diferencias de densidad que son regidas principalmente por la salinidad y la temperatura. La circulación marina en general es un complejo sistema en el cual interactúan la atmósfera y el océano, donde el océano capta la luz infrarroja y debido al alto calor específico del agua es capaz de retener el calor absorbido. La atmósfera está presente en este intercambio de calor y, con sus vientos, genera corrientes superficiales.

   La circulación profunda funciona de otra manera ya que, como se ha mencionado anteriormente, la densidad del agua juega el papel principal. Por ejemplo, en la Corriente del Golfo las aguas calientes y con más alta salinidad son llevadas a altas latitudes, confiriendo de esta manera el clima templado que allí se observa, pues de otra manera el clima sería mucho más frío (esta corriente es de las más fuertes y llega a desplazarse a 2 m/s).

   En los años ochenta, el oceanógrafo Wallace Broecker sugirió por primera vez el término del cinturón termohalino, en el cual explica como la circulación en todo el océano funciona por diferencia de densidades, y como esto afecta al clima.

Cibeles:
Corriente termohalina

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