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DARWIN Y SU OBRA 18 Abril 2015

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Cibeles:
LA EVOLUCIÓN DE LAS ESPECIES


Antecedentes.-
   Charles Robert Darwin nació en Sherewsbury el 12 de febrero de 1809; el 29 de enero de enero de 1839 contrae matrimonio con su prima Emma Wedgwood; en 1842 se trasladan a Down. En 1839 nace el primer hijo del matrimonio (tuvieron 10), y ya con ese primer niño Darwin inició una serie de observaciones sobre el hombre y los animales.
   Fue grande la influencia de nuestro autor en la filosofía, historia, literatura, y en las ideas lingüísticas de la segunda mitad del siglo XIX-
   Darwin muere el 19 de abril de 1882.

Su obra.-

 El origen de las especies.

El 24 de noviembre de 1859 aparece la primera edición de la obra de Darwin, cuyo título completo sería Sobre el origen de las especies por selección natural o la preservación de las razas favorecidas en la lucha por la existencia.
Su autor es el naturalista inglés Charles Robert Darwin, que pertenece a una familia entregada no solo a la conservación de su patrimonio y rancia estirpe, sino también a la contemplación y al estudio de la Naturaleza, de sus fenómenos y de sus seres vivientes, tanto del reino animal como del vegetal.
Hijo de  médico, su abuelo, también médico, publicó en Londres (1794) su obra “Zoonomía”, en la que legó a los hombres de su generación un estudio filosófico de fisiología y psicología humanas.
Charles Robert sintió la imperiosa necesidad de seguir la tradición familiar de “naturalistas-filósofos-poetas”; y ello es así porque nuestro autor poseía un espíritu de poeta contemplativo, y era capaz de plasmar los descubrimientos que iba haciendo en contacto con la fauna y la flora, bien de los países exóticos que iba descubriendo, como los que le acompañaron desde niño.
De su primera obra, Viaje de un naturalista alrededor del mundo, dando cuenta de la ruta del “Beagle” (Charles formaba parte de su tripulación), amén del valor científico de este “libro de viajes”, en el que anota con todo lujo de detalles sus observaciones a lo largo de un viaje que duró cinco años, hay que destacar tanto su finalidad científica, como su  valor literario. Los datos que recogió Darwin a lo largo de este viaje le sirvieron de base para su teoría de los seres vivos; fueron los cimientos del valioso caudal científico que nos ha legado.

Los primeros progresos obtenidos por Darwin se deben a la observación de las rocas y a la atención que prestaba a los diversos materiales.
Destacaremos que su primera aportación fuera a la geología, que plasmó en su obra la estructura y disposición de los arrecifes coralinos  (1842).

Cibeles:
Después, el naturalista pasó al campo de la biología; más tarde y durante 8 años, se dedicó a investigar los crustáceos cirrípedos, a fin de seleccionar las “especies mejores” de difícil clasificación. El estudio lo plasmaría en su obra Monografía de los cirripedia  (1851- 1854).
A partir de 1854 se dedicó casi exclusivamente a la tarea que iba a revolucionar todas las ramas de la Ciencia: la Evolución.
Sobre este particular, señalaremos
a) – Desde 1850 a 1871 escribió Sobre el origen de las especies por medio de la selección natural (1850);
b) – Las variaciones de los animales y las plantas bajo la influencia de la domesticación  (1867);
c) – El origen del hombre y selección en relación en relación con el sexo  (1871).
En realidad, la obra que conmovió a los científicos, ya que contiene la esencia de las teorías darwinianas, es El origen de las especies, publicadas en 1859.
En  esta obra, El origen de las especies,  se plantea el problema de la evolución o descendencia; puede decirse, abreviando, que es la teoría del desarrollo continuo de todas las formas vivientes, de la consanguinidad real de todos los seres de nuestro planeta, que, junto con la teoría de la célula y de la herencia, son la base de la biología moderna.
Su influencia traspasó los límites de la ciencia puramente biológica, puesto que las ideas filosóficas y literarias de fines del siglo  deben mucho a Darwin, y a su teoría un naturalismo científico que penetró en todos los sectores del pensamiento de la sociedad y, en general, de la vida.
A grandes rasgos (puesto que éste no es el objeto del fin al que se pretende llegar), citaremos algunos ejemplos den los que se manifiesta la influencia de Darwin:
Herbert Spencer, (1820-1903), en el campo de la filosofía;
Hypolite-Adolphe Taine (1828-1893), dentro del positivismo;
Renan  (1823-1892), en el racionalismo posibilista;
Auguste Comte  ((1798-1857. Precursor del movimiento positivista y alentador del ambiente en que vivió Darwin. Sentó la teoría de los tres estadios:
– Teológico: Toda la realidad estaba dominada por suposiciones y perjuicios;

-  Metafísico:  Se intenta comprender y razonar sobre la realidad, pero sin hechos concretos;
-  Positivo:  Las creencias dogmáticas empiezan a ser sustituidas por el conocimiento de los hechos (para Comte, un logro);
   En cuanto a la literatura: Alentada por el descubrimiento de la fotografía (1839), nace un tipo de novela que aspira a ser el retrato fiel de la sociedad del momento (Karl  Marx no fue ajeno a este movimiento). Surge asi la novela realista: la vida es

Cibeles:
lucha permanente por la existencia. Citaremos al francés Zola, y, entre los españoles, a Emilia Pardo Bazán, Clarín, Palacio Valdés y Blasco Ibáñez: en sus novelas se respira todo el positivismo sociológico de Comte y las doctrinas biológicas de Darwin.
   Las teorías evolucionistas de Darwin han sido y siguen siendo combatidas por algunos naturalistas, pero sus ideas adquieren cada día mayor fuerza (pese a que muchos de sus aspectos hayan sido superados). Sin embargo, y lo que es más importante a la luz de lo que en la actualidad conocemos, nuevos conocimientos permiten esperar la posibilidad de llegar a descubrir los secretos que rodean el paso de lo inanimado a lo dotado de vida.
   La Paleontología, al mostrarnos los restos fósiles de los seres que han vivido en la Tierra, confirma que las grandes variaciones que han experimentado, únicamente pueden ser explicadas por la adquisición y transformación hereditaria de nuevos caracteres.
   Considerando la primera aparición de la vida, cuando todos los seres orgánicos, según se cree (todavía) presentaban una estructura simple, seguimos preguntándonos cómo pudieron originarse los primeros pasos en el progreso o diferenciación de partes. Pese a las múltiples hipótesis barajadas, como no tenemos hechos incuestionables que den luz a esto, la especulación continúa.
   Hay quienes, basándose muchas veces más en conceptos filosóficos y religiosos que en  verdades científicas, ponen en duda y combaten abiertamente las ideas darwinistas; en nuestra opinión, la figura científica de Darwin se agiganta más cada día; su prestigio es indiscutible pese a que, repetimos, algunos –bastantes- de sus postulados hayan perdido vigencia, bien por descubrimientos, propiamente dichos, como por los enormes avances tecnológicos.
   A pesar de ello, Darwin puso los cimientos, fue el artífice de esta opera prima; con este bagaje, los actuales científicos, tienen –y pueden- la ineludible obligación de continuarla y perfeccionarla; tanto más cuanto que ellos, además, cuentan con una moderna tecnología, y no parten de un absoluto (o casi) adamismo, como fue el caso de Charles Robert Darwin.
   Tarea apasionante, como todo lo que se relaciona con la Ciencia.

Cibeles:
Conclusión.-
   Hemos considerado que no se puede comprender la obra de Darwin si nos centramos únicamente en la evolución, puesto que llegó a ésta a través de sus estudios como naturalista y su curiosidad como científico y observador insaciable, lo que le llevaría al terreno de la selección natural y, posteriormente, a la evolución.
   Por ello, nos ha parecido conveniente conocer su trayectoria vital, o se perderían “los  cimientos” de la personalidad de nuestro autor.
   Resulta válido, entonces como ahora, conocer el pasado, para comprender el presente e intentar hacer una proyección de un futuro –lejano, en este caso-. Si bien ninguna teoría científica es inmutable en el tiempo ni en el espacio, puesto que ha de someterse a esta ley, nos parece que con la obra de Darwin, rompiendo con anteriores teorías consideradas irrefutables en su tiempo, tenemos una deuda impagable.
   Todo lo cual nos lleva, sin prisa pero sin pausa –aunque con un desconcierto enorme-, a encontrarnos en la Tierra con el ser más maravilloso, pero también el más inteligente y destructivo de cuantos han poblado este Planeta:  EL HOMO SAPIENS.

Brotes:
Tema interesante y que dará mucho juego y variados comentarios. Animo Cibeles.

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