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CUBA LIBRE

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Brotes:
El Boulevar de los sueños rotos.17-12-15.-

A mediados del siglo XX, la calle San Rafael, en el centro de La Habana, era sinónimo de grandes comercios, con bellas vidrieras exhibiendo ropa, calzado, tejidos, enseres domésticos... a precios para todos los bolsillos.

Tanto de día como de noche, a la gente le gustaba la animación y el colorido de San Rafael y las calles aledañas. Después de 1959 la convirtieron en boulevard o bulevar y al ser una vía peatonal, sin tránsito de vehículos, se suponía que las compras se pudieran realizar sin preocupaciones por parte de los usuarios.

Pero en la actualidad, la atmósfera del bulevar de San Rafael es bien distinta. De aquellos grandes comercios no queda más que el sitio en el cual estuvieron ubicados.

Un ejemplo es la antigua tienda Fin de Siglo, en San Rafael esquina Águila, que se ha convertido en un lugar para arrojar basura de todo tipo. Sus antiguos dueños nunca hubieran permitido eso, pero ahora su propietario, el Estado, no sienten la menor preocupación por mantener la higiene y el orden social

Fin de Siglo fue una tienda muy conocida y visitada y hoy es un gran local ocupado por trabajadores por cuenta propia, quienes pagan una renta por un pequeño espacio para comercializar sus productos.

Como no transitan vehículos, no pocas personas han encontrado en el bulevar un techo para pasar la noche, sobre todo en la esquina de San Rafael y Galiano, donde se encuentra ubicado el parque Fe del Valle, construido después que un incendio destruyera El Encanto, que pertenecía a Solis, Entrialgo y Cía.

Últimamente, a este parque acude gran cantidad de personas de diferentes edades, pues allí Etecsa ha ubicado una zona wi-fi, que permite conectarse a internet y chatear con móviles, tabletas y laptops.

Para los que conocieron esta calle en su época de esplendor, es triste ver comprobar que aquella magia que tenía antes de 1959, e inclusive antes de convertirse en zona peatonal, por completo se perdió.

San Rafael, llena de basura y mendigos, de gente ofertando mercachiflería y locales sucios y en mal estado, es hoy un bulevar de los sueños rotos.

Texto y foto: Bárbara Fernández Barrera

Brotes:
JLo llega a La Habana17-12-15.-

Caminando por la calle del Obispo para llegar a la Plaza de Armas, descubrí una legión de mujeres husmeando en las vidrieras de una tienda, haciendo lo imposible por entrar. Me detuve en medio del tumulto en el instante en que una empleada descompuesta amenazaba con llamar a la policía si no dejaban la puerta libre, hasta exigió que hicieran la cola del otro lado de la calle.

Me pregunté qué tendría de novedoso aquel sitio que era capaz se convocar a tantas mujeres exaltadas. ¿Se trataba de una reunión de miembros de la Federación de Mujeres Cubanas? Decidí quedarme y averiguar.

El alboroto tenía que ver con un establecimiento muy discreto con una flor grabada en los cristales de la puerta de entrada, y debajo, como si la imagen no fuera suficiente, con letras mayúsculas el nombre del lugar: La Rosa.

Pero esa mañana, aquellas mujeres apostadas frente a la tienda no usaban el nombre del lugar. Ahora lo llamaban La Boutique de Jennifer López. Entonces descubrí dos imágenes de la cantante neoyorquina en las vidrieras anunciando la venta de algunas líneas de ropa que ella misma ha lanzado por el mundo.
¡JLo había llegado a La Habana! Ésa era la causa de tanta algarabía.
Cualquiera que lea estas líneas sin conocer la realidad, pensará que el suceso no merece atención, que nada tiene de raro que unas cuantas mujeres quieran comprarse un vestido nuevo, un perfume o un par de tacones que las separe del suelo. Pero la verdad es que en La Habana o en cualquiera de las ciudades de la isla sus moradores no ganan más de 20 dólares al mes y tampoco en Cuba se puede pagar a crédito.

Por eso me preguntaba cómo harían aquellas que estaban en la cola para llevarse a casa una prenda de JLo. Me enteraría cuando avivé el oído. Y supe que las dos mujeres que me antecedían en la cola eran militares. Sus charreteras me advirtieron que una era teniente y la otra capitana. La más interesada en comprar era la de más alta graduación. Su hija estudiaba medicina, sacaba notas excelentes y sentía vergüenza cuando la miraba mal vestida.

La capitana, con mucho sacrificio, había conseguido 200 pesos convertibles. Contó que no se arrepentía de haber aprovechado que su marido, también militar, estuvo cuarenta y cinco días movilizado. Ella se fue a dormir a la cama con su hija y así pudo alquilar el cuarto matrimonial a una estudiante de Camerún. En un mes consiguió el dinero, un poco menos de lo que gana en un año.

Gastó casi todo para que su hija estuviera mejor vestida, y recordó los años en que era una joven estudiante en los Camilitos y lo que hubiera significado ponerse ropa Made in USA. “Tanto nadar para morir en la orilla”, dijo la capitana y salió de la boutique.

Aunque las tenderas me miraran, inquisidoras, permanecí en la tienda, simulé interesarme en una pieza y luego en otra. Gracias a mi insistencia escuché un montón de historias, pero ninguna más angustiosa que la de Yasmín.

La joven cursaba el onceno grado en el preuniversitario de .a Habana Vieja, y su profesora de Historia la había expulsado del aula. Cuando la profe le preguntó la importancia de la invasión de Oriente a Occidente, ella respondió con otra pregunta: “Ah, ¿esa que trajo a un montón de palestinos a La Habana?”. La maestra no encontró mejor solución que sacarla de la clase. Yasmín ya se había enterado de la nueva la tienda en Obispo.

Sus compañeros la llaman JLo porque se la pasa tarareando los números más famosos de la cantante. No conseguía aprobar los exámenes, pero nadie imitaba mejor a Jennifer. Eso era para ella era lo más importante, y vivir en Miami, y conseguir un Marc Anthony.

Yasmín miró cada pieza y revisó los precios. No tenía dinero, pero aseguró a la amiga que la acompañaba que esa tarde tendría aquel vestido que tanto le gustaba. Se refirió al dueño de un bicitaxi que hacía piquera a un costado del preuniversitario donde ella estudiaba, que le propuso tener sexo y estaba dispuesto a pagar bien.
Yasmín abandonó la tienda tarareando: On the floor.
Texto y foto: Jorge Ángel Pérez

admin:
Please, speak English!
18-12-15.-
Ya los yanquis vienen llegando. Al menos de eso presume el gobierno verde olivo y el cubano de a pie que desayuna solo café. Todos sueñan y sacan cuentas.
El Estado planifica construir hoteles donde quiera que haya un espacio. Y a pesar de la sequía bestial, erigir campos de golf de 18 hoyos para tipos con tarjetas American Express, Visa o Master Card que superen el millón de dólares.
El Dorado del siglo 21. El dueño de un cafetín que armó en el portal de su vivienda, quiere saber si en su barrio edificarán hoteles. Y la propietaria de una casa situada en la ruta habitual de turistas en la Habana Vieja, ha doblado su precio de venta.

Todavía no hay movimientos de tierra, ni Mc Donald’s a la vista. Y en las tiendas por divisas, los pollos de Kentucky siguen costando un ojo de la cara y una manzana de California vale la mitad del salario diario.

Pero no sé por qué rayos, en el ambiente cubano actual se tiene la sensación de que la invasión de turistas y productos Made in USA, como Santa Claus en Navidad, nos traerá muchos regalos si somos complacientes con los americanos de bolsillos amplios.

En la Isla ya es de mal gusto hablar de un tipo llamado Carlos Marx y se menciona a Fidel Castro en voz baja, para no espantar la buena vibra. La autocracia militar prepara a la carrera una nueva campaña.

Por favor, olvide las reglas básicas de armar y desarmar en siete minutos un fusil AKM. Guarde el uniforme de miliciano, que ya los gringos no nos van a invadir. O sí, con dólares. Hamburguesas, hot dogs, pollos fritos y bistecs de res de un dedo de gordo.

La historia del 17-D tiene tirón. El Obama-Castro se ha convertido en una telenovela, con su buena dosis de misterio y esperanza. No se puede negar que está bien contada.

Diez meses después, no ha traído ni agua suficiente para aliviar la sequía. Pero como a un salvavidas, los cubanos se aferran a una consigna inventada: ‘Ahora sí vamos a construir un nuevo país’ (¿socialismo, capitalismo?).

La ciencia ficción cala en cualquiera. Y contagia. Los taxistas ya se ven manejando un Ford con aire acondicionado y motor V-8. En los hoteles, el servicio es lento y no hay toallitas húmedas. Punta Cana, en la República Dominicana, sigue ganándole en precio y competitividad al turismo en Cuba, pero los gerentes y barman ya se ven recibiendo propinas grandiosas de los rubios del norte.

Hasta los mendigos y alcohólicos incurables vislumbran un futuro mejor. Se imaginan vistiendo pitusas (jeans) y cambiando ron casero por Ballantine. Solo que para poder recibir con alfombra roja a los americanos (tres, cuatro, diez millones) se impone hablar inglés.

La gente empieza a verte como un bicho raro si no sabes chapurrear unas palabras en la lengua de Shakespeare.
“Asere, aterriza, si no aprendes a decir My name is Iván y no dominas un inglés básico, te vas a morir de hambre. Lo primero es hablar inglés, lo demás ya veremos”, me dice un vecino que hace una sola comida caliente al día, pero paga 15 cuc, la mitad de su sueldo como funcionario estatal, en estudiar inglés en una escuela privada.

Ahora mismo, uno de los negocios más lucrativos en Cuba es dar clases de inglés. Pregúntenle a los emprendedores que diseñaron una cadena de academias denominadas Britannia. Tienen una página web avalada por la prestigiosa Universidad de Cambridge. Los precios, por las nubes: de 10 a 20 cuc mensuales (tener en cuenta que el salario promedio en el país no rebasa los 25 dólares).

Eso no ha impedido que todas las plazas estén ocupadas. Niños, adolescentes, adultos y ancianos reciben clases en aulas climatizadas y tecnología de punta. Enseñan el inglés de Gran Bretaña y el de Estados Unidos. Inclusive el inglés macarrónico que se habla en Miami.

Solo en el municipio 10 de Octubre, con 207 mil habitantes, hay alrededor de 60 escuelas de inglés, particulares o estatales. En los colegios públicos, en todos los niveles de enseñanza, se va a reforzar la calidad del profesorado que imparte ese idioma.

Hasta un talibán de corta y clava como José Ramón Machado Ventura, que siempre ha dormido con el cuchillo entre los dientes y el sueño de toda su vida ha sido exterminar yanquis en cualquier parte del mundo, acaba de convocar a todos los cubanos a aprender y hablar bien el inglés. Y será obligatorio para los estudiantes universitarios.
¿Y el ruso? Solavaya. Hasta yo, en esta corrida, me voy a poner a estudiar inglés.
Iván Garcia

Brotes:
Las reformas eternas
18-12-15.-
En Europa hemos inventado una moneda para 19 países con 338 millones de habitantes. Y para una economía que equivale a dos tercios de la de Estados Unidos. En Cuba han inventado dos monedas con siete tipos de cambio diferentes para un solo país con 11 millones de habitantes. Todo, para una economía que es del tamaño de la del País Vasco... o de las de Ceuta y Melilla juntas.
 Todo depende, precisamente, de la moneda y del tipo de cambio que se escoja para medirla. Y luego todavía queda gente que dice que el comunismo es una ideología sin sentido del humor.La enloquecida situación monetaria cubana resume la situación de la isla y la marcha de un deshielo que avanza a un paso mucho más lento que el de cualquier glaciar de Groenlandia afectado por el cambio climático. Y, en buena medida, por la decisión de La Habana de no 'aflojar' demasiado el control de la economía.
 Un ejemplo: Washington ha autorizado los viajes en ferry a Cuba. Pero Cuba no ha hecho lo mismo. Hasta que el próximo abril se celebre el Séptimo Congreso del Partido Comunista Cubano, en el que serán reexaminadas las más de 311 disposiciones del Sexto Congreso-que tuvo lugar en 2011 y sentó las bases para la introducción gradual del libre mercado-no será posible saber qué va a pasar en Cuba.Como explica José María Viñals, del bufete Lupicinio, que lleva trabajando en Cuba con inversores extranjeros desde hace dos décadas, "lo que La Habana quiere es permanecer en un sistema socialista y de economía planificada, es decir, en el que los medios de producción y la tierra son del pueblo cubano y los administra el Estado, y en el que el Estado marca los objetivos de la economía de forma claramente".
El modelo que parece perseguir el castrismo es el de Vietnam. "Los vietnamitas han tenido una influencia política muy grande en Cuba, y ellos fueron los primeros que explicaron al régimen la necesidad de cambiar. Además, Cuba parte de una situación de desarrollo económico mucho más favorable que la de Vietnam", explica José Oro, ex director del Ministerio de Industria Básica de Cuba, que en 1991 escapó a Estados Unidos, donde trabaja para la gestora de fondos del inversor Thomas Herzfeld, que ya en 1994 creó un fondo de inversión para operar en Cuba cuando el embargo se levantara. Sigue....

Brotes:
Claro que una cosa es tener claros los objetivos, y otra la forma de lograrlos. Como explica Viñals, cuando un país unifica sus divisas y tipos de cambio, lo hace por la parte más baja, o sea, con el cambio más débil. Eso significa devaluación e hiperinflación.
 Eso, a su vez, supondría una "expropiación encubierta" de los activos de los inversores extranjeros de la isla-incluyendo a los españoles-que verían cómo el valor de sus activos se desploma. Y, a su vez, una cascada de reclamaciones internacionales."Dado que Cuba ha firmado 62 tratados bilaterales [de protección de las inversiones] con países, esa situación activaría una serie de mecanismos internacionales que llevarían a Cuba a condenas en tribunales de arbitraje", explica Viñals.
 En otras palabras: una situación inaceptable para Cuba. La única solución podría ser que el país recibiera ayuda técnica del FMI y del Banco Mundial. Pero el problema es que Cuba no pertenece a ninguna de esas dos organizaciones-honor que comparte con Corea del Norte-y, además, EEUU vetaría su entrada.La única opción es, una vez más, la 'vietnamita': que Washington anuncie que no se opondrá a la entrada del país en esos organismos, igual que hizo Bill Clinton en 1993 con Vietnam.
 El hecho de que las sanciones económicas que EEUU mantiene sobre Cuba tengan puntos en común con las que mantuvo en Vietnam hasta 1994 refuerza el paralelismo. Y, si no, que Cuba "entre en la Corporación Andina de Fomento (CAF), un organismo regional en el que Estados Unidos no está representado", explica Viñals.Lo cierto es que Cuba necesita arreglar su economía. Y pronto. Cuba importa tres veces más de lo que exporta, su sistema financiero es antediluviano, no tiene Bolsa, y su sistema regulatorio parece hecho para obstaculizar la actividad económica.
 Además, La Habana depende para sobrevivir de la entrega de 105.000 barriles de petróleo diarios de otro país en quiebra: Venezuela.
Hay otros exotismos económicos cubanos. Viñals, por ejemplo, explica que el 7% de la actividad económica del país procede de la 'exportación' de profesionales-sobre todo médicos-a 60 países, desde Venezuela hasta Estados de África Occidental que sufrieron la epidemia de ébola en 2014. Aunque la mayor industria de Cuba es Miami.
 Y el resto de EEUU. El último país comunista de occidente recibe, según el banco estadounidense Wells Fargo, más dinero del exilio en forma de remesas que de los turistas extranjeros. "En total, 6.000 tiendas y 'paladares' [el calificativo cubanos de los restaurantes privados] se han financiado con esos flujos", recalca Viñals.

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