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Brotes:
El descendiente de Moctezuma, contra López Obrador:
 «Me molesta que usen a mi ancestro con fines políticos»
31.03.19.-

La preocupación del presidente de México por abrir viejas heridas solo contribuye a la discordia entre los actuales mexicanos y los 300 descendientes del monarca mexica.

Al final de la novela «Cien años de soledad», un remoto descendiente de los Buendía logra descifrar la maldición que se cierne sobre su familia: «Porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra», descubren los pergaminos de Melquíades. Gabriel García Márquez habla en su novela cumbre de los peligros de la endogamia y, sobre todo, de un continente en una lucha constante contra su propia historia y su ADN. También de gobernantes derrocados, de padrastros e hijos bastardos, de guerras civiles y de invasiones.

Dos siglos después de su independencia, parte de México sigue sin aceptar que ni son una provincia sediciosa de Castilla ni tampoco los herederos del mosaico de pueblos mexicas previo a la llegada de Hernán Cortés, que no corresponde ni cultural ni geográficamente al país que hoy preside López Obrador. La estirpe de la familia de Moctezuma II, último monarca de la Triple Alianza, bien podría ser los Buendía, salvo porque la llegada de los españoles les dio una segunda oportunidad en el nuevo y en el viejo mundo.

La Nueva España que creó Cortés no supuso borrón y cuenta nueva para el Valle de México, como algunos pretenden dar a entender al vincular el México actual únicamente a los pueblos mexicas. El extremeño dio forma a una sociedad mestiza, donde los aliados indígenas de los españoles gozaron de una posición preferente en el nuevo orden y, lo que es aún más sorprendente a ojos modernos, muchos miembros de la élite azteca retuvieron parte de su grandeza. Los propios descendientes de Moctezuma, que tuvo 19 hijos con diferentes mujeres (aunque Fernández de Oviedo habla de hasta 150), recibieron títulos y territorios por parte de la Corona española.

Una de sus hijas, Tecuichpo Ixcaxochitzin, bautizada como Isabel de Moctezuma, se casó con tres españoles próximos a Hernán Cortés y tuvo con ellos en total seis hijos legítimos de ambos sexos y una más que no reconoció, Leonor Cortés Moctezuma, la cual engendró con el propio extremeño. Como legítima descendiente de Moctezuma II, a Isabel se le entregó la encomienda de Tlacopan, la más grande del Valle de Anáhuac, lo que permitió a sus antepasados vivir holgadamente de las rentas hasta avanzado el siglo XX.

No fue el único Moctezuma con título en España. La prole de Tlacahuepantzin Yohualicahuacatzin, bautizado como Pedro de Moctezuma, ejerció una gran influencia entre la aristocracia española. Su hijo Diego Luis de Moctezuma se casó con la noble Francisca de la Cueva y Valenzuela y entroncó la dinastía en España. Tras su muerte en Valladolid en 1606, la Corona nombró a su hijo Pedro Tesifón Conde de Moctezuma, más tarde Ducado de Moctezuma por gracia de la Reina Isabel II, cuyo título se encuentra hoy en posesión de Juan José Marcilla de Teruel-Moctezuma.

«Me sienta francamente mal que se use la figura de mi ancestro con fines políticos. No tiene ningún sentido exigir al Rey que pida perdón por algo que ocurrió hace cinco siglos, y se lo dice alguien que tiene sangre azteca a alguien que no», afirma el duque, representante de un linaje de emperadores mexicas y, a su vez, de importantes personajes de la historia de España como el héroe de la Guerra de Independencia Pedro Agustín Girón Las Casas o su hijo Francisco Javier Girón Ezpeleta, II Duque de Ahumada, que ejerció como primer director de la Guardia Civil. Sigue...

Brotes:
Lo más sorprendente del mensaje de López Obrador es que no reclama disculpas al Rey de España en representación de las comunidades indígenas afectadas por la conquista, sino que, dentro de la tradición criolla, insiste en que todos los mexicanos descienden de los mexicas, incluido él, con dos apellidos castellanos y un abuelo exiliado en tiempos de la Segunda República. Todo ello mientras la población indígena sigue asfixiada frente a los retos del México moderno. En tiempos de la independencia, Nueva España conservaba al menos un 50% de la población indígena, y un 20% de la mestiza. Cifra que no ha dejado de disminuir desde que se marcharon los «conquistadores»: solo el 23% de los mexicanos se considera indígena o descendiente de indígenas, según una encuesta interracial realizada en 2015.

«En México han cogido la costumbre de ocuparse más de los indios muertos que de los vivos. Ese es el problema», reivindica el descendiente primogénito de la dinastía de los Montezuma, con un pie puesto en España y otro en México. En su opinión, las condiciones de vida de la población indígena empeoraron con la salida de los españoles, que otorgaron una protección legal que incluía el acceso a la educación y un plan de integración. «Yo no conozco ningún imperio en el que a los hijos de los conquistados, como a mis ancestros, se les otorgaran pensiones vitalicias, títulos nobiliarios, etcétera».

Flor Trejo, historiadora mexicana y subdirectora de Arqueología Subacuática, considera la maniobra de López Obrador «un recurso pobre y barato para mantener popularidad» que contribuye, precisamente, a distanciar más una «reconciliación histórica», tal como él propone. «Para comprender los aspectos de identidad, cultura y pasado histórico compartidos entre México y España, no se puede partir desde el discurso en blanco y negro: víctima y victimario, mártir y sanguinario, conquista y destrucción, ofensa y perdón», apunta.

«El indigenismo radical que se puso de moda está enfrentando a los propios mexicanos entre sí y a ellos con los españoles. Debemos insistir en nuestros lazos comunes y en la colaboración fraternal», afirma el aristócrata español, para el cual es más prioritario para el país hacer una buena Ley de Educación que no discrimine a los indígenas y que no enseñe «la hispanofobia».

Los trescientos descendientes
Hoy el apellido del conquistado Moctezuma es relativamente frecuente en México, pero ni todos son descendientes del monarca ni todos los descendientes reconocidos conservan ya el apellido. Alrededor de trescientas personas han sido documentadas oficialmente como descendientes de los dos hijos legítimos del gobernante azteca, de los cuales la mayoría viven repartidos en México, España, Estados Unidos y Argentina, y solo un puñado conserva el apellido.

Las secretarias mexicanas de Hacienda y de Relaciones Exteriores conservan datos sobre este linaje porque, hasta 1934, buena parte de ellos recibían las llamadas «pensiones de Moctezuma», un renta patrimonial por los terrenos de este linaje que la Corona pagó durante siglos y, con la Independencia, asumió la República de México. «Según me han comentado los herederos que conozco, ninguno tiene actualmente un interés material en recibir un pago o indemnización de parte del Gobierno mexicano, pero sí quieren, y me parece justo y razonable, que al menos oficialmente las autoridades mexicanas los reconozcan como los descendientes de Moctezuma, ya que son genéticamente parte de la historia nacional», afirma en un entrevista a EFE Alejandro González Acosta, historiador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

No obstante, muchos critican en México a estos descendientes, vertebrados en torno a los apellido Sierra y Andrade, por sus reclamaciones al Gobierno, sin aceptar que no se trata de una mera cuestión económica. Cuando hace una década la familia de los condes de Miravalle, afincados en Granada, también descendientes de Isabel, sondearon la posibilidad de reclamar esta pensión, no faltaron los que entre sus remotos descendientes mexicanos les acusaron de codiciosos. Resucitar viejos fantasmas, como los que López Obrador ha destapado, solo sirve para agrandar la distancia entre este linaje disperso por ambos continentes.

César Cervera @C_Cervera_M

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López Obrador y Maduro4.04.19.-


AMLO mejor haría en ocuparse de los vivos que su socio está exterminando que volver con la historia de los muertos de hace 500 años

La historia se repite y como suele ser habitual, lo hace en capítulos menores. La pasada semana, una vez más y quinientos años después, la conquista de América volvió a ser noticia y no porque algún reino o avezado navegante, haya puesto su bandera en territorios desconocidos.

En esta ocasión, un presidente de América (más bien del norte) rescató del viejo baúl de los rencores, absurdos, la lanza del reproche, con exigencia de perdón, al Vaticano y a España. La ocurrencia de Andrés Manuel López Obrador, precedida hace varios lustros, con palabras similares, por Hugo Chávez, Evo Morales y el resto del club bolivariano (Axel Kicillof hablaba de «espejitos de colores» en la intervención y posterior expropiación de Ypf a Repsol) desató un terremoto en el nuevo y el viejo mundo.

Mientras el presidente de México insistía en rescatar los renglones torcidos de una historia antigua, que es la suya, el régimen de Nicolás Maduro seguía –y sigue– su carrera meteórica a la autodestrucción o fundido en negro de Venezuela. Maduro lo hace apoyado por López Obrador que parece no tener escrúpulos, ni piedad, con los muertos y torturados del régimen.

Venezuela sigue, entre tinieblas, con un presidente virtual en las sombras amenazado de muerte (Juan Guaidó) y otro sentado en el trono del poder, dispuesto a quemar las naves, propias y ajenas, con tal de no ser derrocado. Los seis años de terrorismo de Estado, ejercido desde el Gobierno del elegido de Chávez, suman más de cien mil muertes violentas. En las dos décadas de «revolución bolivariana» que padece el país, el Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) registró más de trescientas mil personas asesinadas. Briceño León, director de esta ONG, recordaba recientemente: «En 20 años lo que hemos tenido es una tendencia creciente de los homicidios, especialmente los catalogados como resistencia a la autoridad» donde se incluyen aquellos, «sin juicio y sin condena que mueren a manos de la Policía».

AMLO, siglas por las que se conoce al presidente de un país responsable de sus propias miserias, mejor haría en ocuparse de los vivos que su socio está exterminando que volver con la historia de los muertos, de hace 500 años, que hoy, ya descansan en paz.
Carmen de Carlos @CarmendeCarlos

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Caen drásticamente los decomisos de droga en México durante el primer trimestre de López Obrador4.04.19.-

Entre el 1 de diciembre de 2018 y el 29 de febrero de 2019, el Ejército apenas incautó 4 kilos de cocaína

Los decomisos de drogas realizados por el Ejército de México se han hundido durante los primeros tres meses de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Entre el 1 de diciembre de 2018 y el 29 de febrero de 2019, el Ejército apenas incautó 4 kilos de cocaína, una ínfima cantidad comparada con las 1.331 toneladas de esa droga capturadas durante diciembre 2011 y febrero 2012, es decir, al primer trimestre del gobierno del expresidente Enrique Peña Nieto, según información de la a Secretaría de la Defensa Nacional (Ministerio de Defensa) obtenida por el diario mexicano «El Economista».

Igualmente, los 4 kilos de cocaína decomisados en estos tres meses de AMLO son significativamente inferiores a las 1.469 toneladas aprehendidas durante diciembre 2005 y febrero 2006, los tres primeros meses del presidente Felipe Calderón. No obstante, el desplome de las cifras de decomisos de estupefacientes con AMLO no se da únicamente en las capturas de cocaína, puesto que la Secretaría de Defensa evidencia una drástica caída en las aprehensiones de todo tipo de drogas durante este primer trimestre de López Obrador.

El ejército sólo ha capturado 1 kilo de opio entre diciembre 2018 y febrero de 2019, mientras que en el primer trimestre de Peña Nieto se habían decomisado 149 toneladas y 10 toneladas con Calderón. Con respecto a las capturas de heroína solo se han obtenido 5 kilos con AMLO, una mínima cantidad al contrastarla con las 19 toneladas detenidas con Peña Nieto y las 4 toneladas con Felipe Calderón, durante los tres meses iniciales de cada uno de los expresidentes.

La mejor cifra lograda por AMLO en la lucha contra las drogas son las 30 toneladas de marihuana interceptadas entre diciembre y febrero. Sin embargo, el número es de nuevo inferior a las 102.831 toneladas capturadas por el gobierno de Peña Nieto y las 79,8 toneladas por la administración Felipe Calderón. López Obrador también muestra unas pobres cifras de decomisos de metanfetaminas y semillas de amapola y marihuana al compararlo con sus antecesores, de acuerdo con los datos publicados por el diario mexicano.

México es uno de los países más importantes del planeta para la producción y tráfico de estupefacientes. Miles de toneladas de narcóticos pasan por México y cruzan por algún punto de los 3.200 kilómetros de frontera que comparte con Estados Unidos, uno de los mayores consumidores de drogas del mundo. Precisamente, existen un área montañosa al norte de México conocida como el Triángulo de Oro —a solo unos 300km de Estados Unidos— que es una de las mayores productoras ilegales de marihuana y amapola, utilizada para producir heroína.

Mientras tanto, se estima que el 87% de la cocaína consumida en Estados Unidos llega a través de México, de acuerdo con un informe publicado por la Junta Internacional de Fiscalización y Estupefacientes (JIFE) de Naciones Unidas en 2016. Sólo el 13% de la cocaína que consumen los estadounidenses entra por el Caribe, de acuerdo en el JIFE, lo que evidencia la importancia estratégica que juega México para frenar el tráfico de narcóticos en su ruta hacia el norte.
Adrián Espallargas

Decomisos droga - Primer trimestre por administración

-   Felipe Calderón (dic 2006 - feb 2007)   Enrique Peña Nieto (dic 2012 - feb 2013)   AMLO (dic 2018 - feb 2019)
cocaína                   1.469.199                                                 1.331.332                         4                                                                 
heroína                          4.173                                                      19.883                         5
metanfetamina          39.658                                                 2.551.181                       17
marihuana                     79.800                                              102.831.671                 30.563
                                                                                                                                                                          

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La hispanofobia mejicana5.04.19.-

Una de las muy contadas certezas absolutas que los historiadores poseen sobre el particularmente cruel y sanguinario imperio de Moctezuma es que ninguno de sus pobladores se apellidaba ni López ni Obrador. Ninguno. Y es que cuando Moctezuma andaba arrancando los corazones y otras vísceras de sus incontables víctimas inocentes con tal de congratularse con algún dios insaciable y atroz, todos los López y todos los Obrador que por aquel entonces ya así se hacían llamar moraban en España. Todos, sin excepción.
De ahí que ver a un López Obrador reclamando hoy del rey de España excusas y gestos de contrición por cuanto aconteció en ciertos territorios norteamericanos hace cinco siglos posea la misma lógica que contemplar a, pongamos por caso, un García Dominguez exigiendo del presidente de la República de Italia su mea culpa ante el proceder de las legiones de Octavio Augusto durante las guerras cántabras, en el periodo inmediatamente previo a la construcción de la muralla de Lugo. La misma.

Porque el problema de Podemos, que ha corrido a alinearse con López como era de prever, es con España, pero el problema de México es consigo mismo, no con nadie más. Cuando Octavio mandó levantar la muralla de Lugo, España no existía. Y cuando Hernán Cortés derrotó a los aztecas, México tampoco existía. Pretender, como López Obrador y tantos otros nacionalistas mejicanos más blancos todos ellos que la leche condensada y descendientes sin excepción de criollos, que la relación de España con México se inició con la Conquista es un empecinamiento que en último extremo solo puede conducir al diván de un psiquiatra.
 Siguiendo con la analogía, es como si los españoles contemporáneos nos quisiésemos convencer, contra toda evidencia, de que Roma y la cultura latina nada tuvieron que ver con nuestro origen colectivo y el de nuestras señas de identidad nacionales. Pues justo eso es lo que les pasa a los mejicanos. O, por lo menos, a demasiados de ellos.

Porque, del mismo modo que se da a lo largo del tiempo histórico una continuidad evidente, clamorosamente evidente, entre lo hispano-romano y lo que acabaría dando lugar a lo español, existe una continuidad, y no menos clamorosamente evidente, al menos para cuantos no hayan optado por la ceguera voluntaria, entre el virreinato de la Nueva España y la actual nación mexicana. Una continuidad que, pese a las fantasías germinales de los López Obrador de turno, jamás se dio entre el idioma de los aztecas, la religión salvaje de los aztecas o las referencias culturales de los aztecas y el idioma de los mejicanos, la religión de los mejicanos o las muy europeas referencias culturales de los mejicanos.

 Le guste o no a López, quien desciende en línea directa de Hernán Cortés es él. Y que lo acepte o no es un problema de su psiquiatra particular. De su psiquiatra y solo de su psiquiatra, que no de los españoles de este lado del Atlántico. Ya se ha dicho antes: su problema no es con España, es con Freud. Con Freud y solo con Freud.
José García Domínguez

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